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La amabilidad: Razones para cultivarla

La amabilidad: Razones para cultivarla

La amabilidad tiene la posibilidad de modificar el entorno social en beneficio de todas las personas involucradas e inclusive para aquellas que la aplican. La amabilidad es una manifestación de afecto y respeto que contribuye a que cualquier circunstancia sea placentera, siendo parte de uno de los pilares de la felicidad, prosperidad y esperanza. La amabilidad hace que todos seamos mejores personas.

Ser amables va más allá de ser agradable, encantador o empático. Es ser tierno, compasivo, bondadoso, generoso y afectuoso. La amabilidad es la suma de emociones que no inducen a ver a los demás afectivamente y a su vez hacer algo por ellos. Con base en esto, ¿Cuáles son las razones que nos hace cultivar la amabilidad?

La amabilidad eleva nuestro estado de ánimo

La amabilidad mejora nuestro estado anímico y por ende nuestra salud en general. Una acción amable, por muy pequeña que sea, puede cambiar nuestro punto de vista de cualquier suceso.

El ser humano, por ser un ente social, busca su satisfacción personal en pro del bienestar y felicidad de los demás. Estudios confirman que las personas se sienten felices cuando ayudan a otros. Esto ocurre cuando la necesidad de proteger a otros es cien por ciento genuina. Otras tesis señalan que la amabilidad da complacencia cuando surgen de la nada situaciones al azar de benevolencia que permite al individuo crear nuevas amistades.

Al parecer ser amable nos provoca felicidad, y al ser feliz somos más amables. Sobre la base de un estudio de la Universidad Tohoku Gakuin señaló que la gente feliz intensifica, mantiene y generaliza este estado de dicha por ser amable.

La amabilidad mejora nuestra salud

Ser amables, aparte de hacernos sentir felices, nos aporta bienestar físico y mental. La amabilidad produce en el organismo alegría, placer, energía, y esto es gracias a las sustancias químicas que segrega el cerebro.

La amabilidad contribuye al mantenimiento de nuestra salud. Si somos amables estaremos felices y si estamos felices, tenemos equilibrio emocional. El equilibrio emocional disminuye enfermedades y patologías físicas y psíquicas.

Aunado a esto, ser amable refuerza nuestro sistema inmune. Según el estudio antes reseñado, el riesgo de desarrollar diabetes, cáncer y enfermedades del corazón se reduce y mejoran los niveles de anticuerpos necesarios para combatir la enfermedad.

Entonces, basándonos en la afirmación anterior, ser amable preserva la salud de nuestro corazón porque reduce presión arterial y crea lo que se conoce como calor emocional, que a su vez libera la oxitocina, cuyo compuesto químico es el responsable de que exista el amor.

Ser amable fomenta la lealtad y mejora las relaciones

La amabilidad es un fuerte compañero al momento de forjar relaciones personales y sociales, tanto en la vida laboral como personal. La amabilidad genuina vence las hostilidades, fomenta el respeto y favorece la comprensión mutua.

La amabilidad minimiza el distanciamiento emocional. Mientras más sólidos son los lazos emocionales, mayores serán las posibilidades de subsistencia. Si bien, mayor es nuestra amabilidad con nuestro entorno, mayor será la conexión en la creación de nuevas relaciones y fortalecimiento de las existentes.

Pensemos que cuanto más fuertes fueran los lazos emocionales dentro de los grupos, mayores eran las posibilidades de supervivencia; así, los genes de bondad se mantuvieron en nuestro código. De esta forma, a día de hoy, cuando somos amables unos con otros, damos paso a esa conexión que nos permite forjar nuevas relaciones o fortalecer las existentes.

Ser amable mejora nuestras vidas

Si desde jóvenes aprendemos a ser amables, nuestra vida cotidiana siempre será amena, agradable y satisfactoria. Ser amable llega a ser contagioso, porque desinteresadamente se le brinda bienestar a los demás y, por extensión, facilitamos a los demás a que mejoren la nuestra.

Ni siquiera en momentos difíciles, debemos dejar ser amables, y mucho menos con nosotros mismos. Un simple gesto, puede marcas la diferencia. Al tratar con amabilidad a los demás, evitamos malos tratos.

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